¿Siempre gastas tu cheque de pago o remuneración apenas lo recibes?. Una vez que empiezas a gastar, es posible que sea difícil detenerte. Sin embargo, gastar exageradamente puede dejarte con miles de deudas y nada de ahorros. Dejar de gastar dinero puede ser realmente difícil, pero con un enfoque adecuado, es posible dejar de hacerlo y empezar a ahorrar.
Piensa en todos los pasatiempos, actividades o artículos en los que gastas dinero todos los meses. Tal vez eres adicto a los zapatos, quizás te encanta comer fuera de casa o tal vez no puedes dejar de suscribirte a revistas de belleza. Disfrutar de las cosas materiales está bien, siempre y cuando puedas solventarlo. Elabora una lista de actividades o artículos en los que te gusta gastar dinero cada mes. Considerarlos como gastos discrecionales todos los meses.
Pregúntate a ti mismo: ¿estoy destinando demasiado dinero a estos gastos discrecionales?A diferencia de los gastos fijos como el alquiler, los servicios básicos y otros pagos, que siempre son los mismos todos los meses, los gastos discrecionales no son esenciales y son más fáciles de recortar.
Revisa tus gastos durante el último trimestre (período de tres meses). Revisa tu tarjeta de crédito y tus estados de cuenta bancarios, así como los gastos en efectivo para saber a dónde va a parar tu dinero. Toma nota de incluso pequeñas cosas como el café, un sello postal o comida para llevar.
Tal vez te sorprenda la cantidad de dinero que llegas a gastar en solo una semana o en un mes.
De ser posible, busca datos que hayas recopilado a lo largo de un año. La mayoría de los asesores financieros revisan los gastos de todo un año antes de darte recomendaciones.
Los gastos discrecionales pueden terminar representando un gran porcentaje de tu cheque de pago o remuneración. Registrandolos podrás tener una idea de qué es en lo que puedes recortar tus gastos.
Toma nota de cuánto gastas en lo que quieres y en lo que necesitas (por ejemplo, beber en un bar y la comida para la semana).
Averigua qué porcentaje de tus gastos son fijos y discrecionales. Los gastos fijos son los mismos cada mes, mientras que los discrecionales son flexibles.
Guarda tus recibos. Esta es una buena manera de llevar el control de cuánto gastas en ciertos artículos a diario. En lugar de tirar tus recibos, guárdalos para que puedas registrar exactamente la cantidad de dinero que gastas en un artículo o comida. De esta manera, si terminas gastando más de lo debido en un mes, podrás precisar exactamente cuándo y dónde gastaste dicho dinero.
Trata de usar menos efectivo y en vez de ello usa tu tarjeta de crédito o débito , así puedes llevar un control. El saldo de las tarjetas de crédito lo debes pagar por completo cada mes en la medida de lo posible.
Utiliza un planificador de presupuestos para evaluar tus gastos. Un planificador de presupuestos es un programa que calcula cuánto gastas y cuánto ganas durante un año. Luego te dirá cuánto puedes gastar en dicho año.
Pregúntate a ti mismo: ¿gasto más de lo que gano? Si estás usando todos tus ahorros para pagar el alquiler cada mes o estás utilizando tu tarjeta de crédito para pagar los gastos de tus compras cada mes, entonces estás gastando más de lo que ganas. Así lo único que harás es terminar con grandes deudas y menos ahorros. Por lo tanto, sé honesto con tus gastos mensuales y asegúrate de gastar tanto como ganas. Esto significa que todos los meses debes dividir el dinero en gastos y ahorros.
También puedes usar tu aplicación de presupuesto para llevar un control de tus gastos diariamente. Descarga la aplicación de presupuestos en tu teléfono y registra tus compras inmediatamente después de hacerlas
Come en casa y lleva tu almuerzo. Comer fuera puede ser muy costoso, especialmente si gastas unos $10 o $15 al día, unas 3 o 4 veces a la semana. Limita la cantidad de veces que sales a comer a una vez por semana y luego gradualmente, a una vez al mes. Tienes que darte cuenta de cuánto dinero ahorras cuando compras alimentos y cocinas para ti. También apreciarás una rica comida fuera de casa cuando sea una ocasión especial.
Lleva tu almuerzo al trabajo todos los días, en lugar de pagar dinero por él. Tómate unos 10 minutos al día antes de irte a la cama o en la mañana antes del trabajo para prepararte un emparedado o un bocadillo. Verás que así ahorras un poco más de dinero cada semana solo por llevar tu almuerzo.
Haz una prueba para limitar tus gastos. Pon a prueba tus hábitos de gastos comprando solo lo que necesitas por 30 días o un mes. Observa lo poco que puedes gastar en un mes comprando cosas que necesitas, en lugar de cosas que deseas.
Así podrás determinar lo que consideras una necesidad y lo que consideras un gusto. Más allá de las necesidades obvias como el alquiler o la comida, podrías darte cuenta de que la membresía en el gimnasio es una necesidad porque te mantiene en forma y te hace sentir bien, o un masaje semanal, ya que te ayuda con el dolor de espalda. Siempre que estas necesidades estén dentro de tu presupuesto y puedas solventarlas, puedes gastar dinero en ellas.
Hazlo todo por ti mismo. Es una excelente manera de aprender habilidades nuevas y ahorrar dinero. Existen muchos blogs de cosas que puedes hacer por ti mismo que te permiten recrear artículos costosos con un presupuesto limitado. En vez de gastar dinero en una pieza de arte o un objeto decorativo costoso, hazlo por ti mismo. Así podrás crear un objeto personalizado y mantenerte dentro de tu presupuesto.
Las páginas web como Pinterest, iMujer y Oh! Manualidades tienen excelentes ideas de cosas que puedes hacer por ti mismo en cuanto a objetos del hogar. También puedes aprender a reciclar objetos que ya tienes y hacer algo nuevo con ellos, en vez de gastar dinero en un artículo nuevo.
Intenta hacer los quehaceres del hogar y actividades por ti mismo. Arregla tu jardín por ti mismo, en vez de pagar a alguien más para que lo haga por ti. Haz que toda la familia participe en los quehaceres del hogar, como podar el césped o limpiar la piscina.
Elabora tus propios productos de belleza y artículos de limpieza del hogar.La mayoría de estos productos están hechos de artículos básicos que puedes comprar en la tienda de tu localidad. El detergente de la lavandería, el limpiador multiusos e incluso el jabón lo puedes hacer a mano, tú mismo, para que te salga más económico que en las tiendas.